domingo, 30 de novembro de 2008

Diário Olé - domingo 30 noviembre 2008 - Argentina

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Blanco escaladaY el Grana se vino con todo, nomás. Justificó ampliamente una victoria que arrancó algo complicada, pero con el fútbol de su pequeño volante quedó a uno de Boca.



Próxima estación, esperanza. Se subió al tren, nomás. Y eso que tuvo algún síntoma dubitativo en las manos de Bossio. Pero Lanús no se entrega. Viene desde atrás, pide pista como esos pingos de sangre frenética que arremeten en los últimos 100 metros. Quedó a un punto de Boca. Metió presión. Y ahora espera con toda la fe a cuestas. ¿Y por qué no?

Sólo fue Lanús y sus consecuencias. Desde el primer lateral, quedó en claro cómo iba a ser el asunto: Arsenal se resignó desde el vamos a esperar y, enfrente, el local comenzó con su ya conocido tiqui-tiqui. La gran pregunta era una sola: ¿cuándo le aguantará el Arse? Pero fue Lanús y sus consecuencias, sin dudas. Primero porque no supo rematar el partido cuando se paseó seguido por el área rival. La más clara la tuvo Lagos, que gambeteó a Campestrini y, con el arco solo, definió afuera. Primer síntoma de que la noche no sólo traía agua, también algún gualicho. Luego pudo haberlo abierto Sand, ¡cuándo no!, el goleador del torneo bajó una pelota a lo Dennis Bergkamp, pero su remate chocó con una estupenda tapada del arquero. De las buenas intenciones, a las pésimas resoluciones: el Granate fue el actor principal y único, porque si Arsenal logró ponerse arriba insólitamente fue gracias a los desaciertos en el fondo del equipo de Zubeldía. Hoyos arrancó con un pifia increíble, aunque lo salvó Matos que definió pésimo. Ese susto no tuvo el golpe de efecto necesario para que el fondo ajustara las tuercas. Después, llegaría el show de Chiquito Bossio, duramente criticado por los hinchas en este torneo, nuevamente en el centro del torbellino: quiso cortar un centro y se la dejó servida al mismo Matos, que cabeceó al palo pero luego pudo redimirse con un derechazo.

No había vueltas que darle a esto: era Lanús y sus consecuencias. Y, como el azar es tan caprichoso como imprevisible, de pronto el visitante molesto, el mismo que se tiró al piso, el que hizo tiempo, el que especuló, falló en un centro y Gandolfi se encargó de empatar. Listo. De ahí en más, se acabaron las incertidumbres: el Granate justificó por qué se prendió en la pelea por el título, por qué sumó su quinto partido sin derrotas (ganó cuatro y empató uno). Fue consecuente, sobre todo en el juego colectivo en ataque, con la frase que había dicho su DT en las últimas horas: "El 99% de los técnicos quisieran dirigir a Lanús". Esta vez, el salvador fue Blanco, es decir, hay variantes de sobra. Movedizo, encarador, se encargó de cerrar un partido en el que sólo jugó Lanús. Próxima estación, esperanza.

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