Ellerstina: Un grito de marca registradaEl equipo de los Pieres ganó su cuarta corona en el Argentino Abierto, la primera desde 1998.
Hubo una foto que se registró en los palenques de Ellerstina una vez que terminaron los ocho chukkers reglamentarios y el marcador indicó un empate 12 a 12 con el condimento adicional de que el último gol de La Dolfina había llegado con un penal del lugar de Cambiaso a sólo ocho segundos del cierre. En ese momento, cuando las 18 mil personas que cubrieron todos los sectores del Campo Argentino de polo recordaron las dos finales en suplementario que habían protagonizado ambos equipos en esa misma cancha 1 y que habían terminado siendo favorables a La Dolfina, Facundo y Gonzalo Pieres, Pablo MacDonough y Juan Martín Nero se juntaron en un racimo de camisetas negras, se prometieron enterrar los fantasmas de 2005 y 2007 y se juramentaron dar todo por su primera corona del Campeonato Argentino Abierto juntos y la cuarta de un equipo que no festejaba en el máximo torneo del mundo desde hacía 10 años.
Por la manera en la que se definió el partido vale empezar el relato por ese suplementario. Del throw in en la mitad de la cancha pasaron a un forcejeo que duró hasta que los ocho protagonistas se fueron rumbo a las tablas de Dorrego. Era necesario, simplemente, que alguien se animara a romper esa lucha tremenda por la posesión de la bocha con un rapto de lucidez. Y el encargado de hacerlo fue Gonzalo Pieres arriba de Fina Pepa, una zaina que había utilizado en el segundo y sexto chukkers pero que aun le quedaba amor propio para correr detrás de la bocha. El resto --y vaya si fue mucho-- lo hizo el hijo mayor de Gonzalo, uno de los creadores de Ellerstina en la década del 90. Aguerre se pasó de largo y Pieres enfiló con decisión rumbo a los mimbres del tablero. Uno, dos toques y el último palo, desde unas 30 yardas, fue el lapidario, el que desató la celebración inmensa con el 13 a 12 que empezó en Palermo y terminó en General Rodríguez.
Claro que antes hubo un partido trabado, peleado y bien jugado por momentos. Una final con dos mitades opuestas porque en los primeros cuatro chukkers Ellerstina hizo su negocio al no cometer los errores de 2007 e impedir que La Dolfina se le escapara en el tanteador. Pero no sólo eso: terminó con ventaja ese lapso porque sus cuatro jugadores estuvieron siempre concentrados para no dejar lugar a las corridas de su adversario y permanentemente atentos para anticiparse a cada jugada, en un rubro en el que sobresalieron Facundo Pieres y Nero, que terminó la tarde pidiendo a gritos los 10 goles de handicap. Por último, en esa mitad inicial del partido casi como en el resto del encuentro, Cambiaso no tuvo la libertad suficiente para manejar la bocha desde su propio campo y llevarla hasta el arco de enfrente ya que siempre un rival quedó libre para complicar desde atrás al mejor polista del mundo.
El propio Cambiaso puso todo su coraje para jugar desde el quinto período con un dolor muy agudo en el tobillo derecho --había recibido un tacazo de Nero en el cuarto-- que pudo disminuir con una infiltración. Con Cambiaso más el aporte de Monteverde y Aguerre en la mitad de la cancha y el empuje de Castagnola desde atrás, La Dolfina remontó un 7-4 y se puso 10-9 al promediar el séptimo chukker.
Fueron los momentos de las dudas para Ellerstina. De los interrogantes, de los nervios. Y de los fantasmas. Facundo Pieres erró su primer penal de la tarde a los 4m02s del último capítulo y Nero pareció cerrarlo cuando se le escapó a Cambiaso rumbo al gol a falta de 1m13s para el cierre. Pero vino el último empate de Cambiaso y la definición con el gol de oro. Esta vez le tocó a Ellerstina el último grito para ponerle punto final a su gran temporada. Para que Palermo le entregara toda su gloria. Y su historia.
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